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PRINCIPALES VICTORIAS

  • París-Niza: 1982, 1983, 1984, 1985, 1986, 1987, 1988
  • Milán-San Remo: 1986, 1992
  • Vuelta a Cataluña: 1984, 1986
  • Gante-Wevelgem: 1988
  • Vuelta al País Vasco: 1984, 1986, 1987
  • París-Roubaix: 1984, 1986
  • Lieja-Bastogne-Lieja: 1984, 1989
  • Vuelta a Suiza: 1983, 1990
  • Tour de Francia: 5 Etapas
  • Vuelta a España: 1988 - 16 Etapas
  • Giro de Lombardía: 1983, 1985, 1991
  • París-Tours: 1984
  • Gran Premio de las Naciones: 1986

SEAN KELLY (1956)

  •    “La carrera -dice Paul Kimmage, exciclista profesional irlandés y periodista deportivo- que más ansiaba ganar Sean Kelly era el campeonato del mundo.”

     

       En el Siglo XVI una familia nobiliaria piamontesa, la familia Gribaldi, se instala en la Saboya francesa. De ese linaje desciende Jean de Gribaldy, apodado “el Vizconde”, ciclista profesional entre 1945 y 1954. Ciclista modesto, ante un horizonte nada claro tras el escaso rendimiento económico que le saca a su carrera deportiva, abre un negocio en Besançon antes incluso de su retirada, que se produce tras una fractura de omoplato. Durante diez años se dedica a desarrollar su comercio, en el que tenían cabida desde un almacén de bicicletas y motocicletas, hasta un bar al que acudían los obreros tras la jornada laboral, pasando por la venta de electrodomésticos, frigoríficos, lavadoras y televisiones. En 1964 acepta crear un equipo con corredores locales, el Grammont-De Gribaldy. Ya en 1968 dirige su primer equipo formado principalmente por profesionales. En poco tiempo Jean de Gribaldy se granjea una buena reputación como descubridor de talentos. Uno de esos talentos fue el irlandés Sean Kelly. “Fui a correr en Francia -dice Kelly- en 1976. Estuve 6 meses en un equipo en Metz, tuve buenos resultados y gané muchas carreras. Participé en el Tour de Bretaña en 1975, bajo los colores del equipo nacional irlandés. Hubiera sido seleccionado para los Juegos Olímpicos de 1976, pero me fui a correr una carrera a Sudáfrica y fui suspendido.”

     

       Sean Kelly quería preparar los Juegos Olímpicos y, junto a Pat y Kieron McQuaid, compitió en Sudáfrica con un nombre falso. Sudáfrica, expulsada por el COI en 1970, estaba vetada en ese momento como protesta contra el apartheid.

     

       “Entonces decidí -sigue explicando Kelly- volver a correr en Francia. Al final de la temporada 1976 Jean de Gribaldy me propuso firmar un contrato con él a través de mi club. Rechacé la oferta, respondiendo que quería seguir corriendo como amateur y que era muy joven. Volví a mi casa en Irlanda y Jean vino a la granja de mis padres en octubre con un contrato en sus manos.”

     

       Jean Pierre Douçot, ciclista amateur en el equipo de Jean de Gribaldy, fue uno de los primeros en percibir que no estaba ante un corredor común: “Todo el mundo, o casi, dice haber descubierto a Sean Kelly, pero yo fui el primero en hablar sobre él a Jean de Gribaldy. Le vi por primera vez en una carrera en Cousance. A falta de 50 kilómetros de carrera, en un circuito muy exigente, él tenía dos minutos de ventaja. Por detrás todos nos unimos para atraparle, pero no pudimos.” Douçot convence a De Gribaldy, que acude a ver el Giro de Lombardía amateur, donde vence el irlandés.

     

       El equipo Flandria estaba dividido en dos secciones, la principal con los mejores corredores, cuyo campo de acción era principalmente Bélgica, y una ramificación que operaba principalmente en Francia. Es en esta última donde Kelly da sus primeros pasos en el profesionalismo en 1977. Los mejores de las dos secciones se reúnen para las grandes carreras. “Jean me dijo que Maertens necesitaba corredores como yo. Estuve viviendo dos años en Besançon, debajo de su almacén de electrodomésticos.” En esos primeros años con el equipo Flandria su trabajo es apoyar a Marc Demeyer, cubrir las espaldas de Pollentier, lanzar a Maertens… La leyenda cuenta que, en 1977, lanzando en un esprint a Maertens, el belga no pudo seguir su rueda. El director del Flandria, Guillaume Driessens, no se anduvo con contemplaciones y le reservó una plaza en un avión con destino a Irlanda. Kelly perdió el avión, y Driessens se lo pensó mejor. El irlandés, en su rol de mercenario, trabaja aún más duramente a partir de ese momento. Aprende el oficio siguiendo los métodos del mítico equipo belga. Esprinta, obtiene buenos resultados… y a veces gana, incluso en el Tour de Francia.

     

       “Luego me fui de Flandria porque quería ganar más dinero y porque Marc Demeyer tenía mucha influencia sobre Maertens y estaba siempre hablando por detrás de mí. Él sabía que yo era rápido y tenía envidia. No dejaba de cuchichear sobre mí diciendo que yo era un mal lanzador, que era algo normal para alguien que venía de Irlanda sin saber lo que era un bordillo. Volví a tener ese mismo problema con los Planckaert en el Splendor.” En el equipo Splendor sigue obteniendo buenos resultados, pero la llegada de Eddy Planckaert le resta protagonismo en el equipo. Kelly es un magnífico esprínter y sigue ganando, sobre todo etapas en las grandes vueltas, pero en las clásicas más prestigiosas no consigue alcanzar la victoria. En 1981 es octavo en el Tour de Flandes, sexto en la Amstel Gold Race, se codea con los grandes ciclistas del momento, pero la decepción comienza a instalarse en su interior.

     

       “Un día Jean de Gribaldy, vino de nuevo a Irlanda y me pidió volver con él. Acepté inmediatamente. Fue más que un manager, fue un padre espiritual. Me enseñó todo, la nutrición, la lectura de carrera, y a tener fe en mí mismo. Hay un antes y un después de Jean de Gribaldy, se lo debo todo.” Kelly no volverá a abandonar nunca más la compañía del “Vizconde”. De Gribaldy sabe que dispone de un hombre con un potencial casi ilimitado, que sólo necesita un cambio de mentalidad. Un cambio que no se produce de la noche a la mañana… Tras dos temporadas con el técnico francés, las cosas no han cambiado demasiado para Sean… “Puede ganar -explica Jean de Gribaldy- cuando no hay presión, pero cuando llegan las grandes carreras hay un problema.” La temporada 1983 está a punto de finalizar, y el último plato fuerte es el Giro de Lombardía…

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