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PRINCIPALES VICTORIAS

  • Tour de Francia: 1988 - 4 etapas
  • Vuelta a España: 1985, 1989 - 5 etapas

PEDRO DELGADO (1960)

  •    Martes. 21 de julio de 1987. Tour de Francia, etapa 20ª. Villar de Lans - L’Alpe d’Huez. 201 kilómetros. Por primera vez en su carrera Pedro Delgado está en disposición de luchar realmente por la victoria en el Tour de Francia. Es tercero en la general, con sólo 40 segundos de retraso sobre Charly Mottet y 1 minuto y 20 segundos sobre Stephen Roche. Jeff Bernard está ya por detrás, a 20 segundos del segoviano. Los colombianos Lucho Herrera y Fabio Parra están más distanciados. Con tres etapas seguidas de alta montaña por delante y una contrarreloj de menos de 40 kilómetros, todo parece posible para Perico. Quien mejor gestione los esfuerzos en las siguientes etapas será probablemente el ganador.

     

       Los favoritos llegan juntos a la base de Alpe d’Huez. Lucho Herrera ataca en cuando la carretera se empina. Pedro Delgado y Stephen Roche intentan seguir su ritmo, pero no pueden. Mottet y Bernard son distanciados. Delgado debe sacar tiempo a Roche y redobla su esfuerzo, dejando atrás al irlandés, que cede ante su empuje. Tras varios kilómetros de lucha intensa Pedro Delgado alcanza a Luis Herrera cuando quedan cuatro kilómetros para la llegada… Pero Perico sufre para seguir el ritmo del “Jardinerito de Fusagasugá” y, en crisis, vuelve a quedarse poco después. Roche, por detrás, trata de encontrar su ritmo, intenta limitar pérdidas, pero los segundos van cayendo en su contra. Finalmente Delgado se viste de amarillo con 25 segundos de ventaja sobre Roche, que pierde 1 minuto y 44 segundos con el español en la cima. Bernard, que llega junto al irlandés, y Mottet están ya a más de dos minutos en la clasificación general.

     

       Miércoles. 22 de julio. Etapa 21ª. Bourg d’Oisans - La Plagne. 185 kilómetros. 25 segundos de ventaja no son suficientes para Delgado si quiere tener alguna opción contra Roche en la crono final. Debe atacar y ampliar su ventaja. Tiene dos etapas para ello. Galibier, La Madeleine y La Plagne en el recorrido… Es un día propicio para Delgado y Roche lo sabe: “Delgado sólo puede batirme en montaña.” Las escaramuzas se suceden prácticamente de salida. Un pequeño grupo de corredores llega al avituallamiento previsto tras la bajada del Galibier, después se tendrá que atravesar una planicie de 20 kilómetros que se extiende hasta el inicio de La Madeleine. El viento es frontal y sopla con intensidad. Ataca Roche junto a Fabio Parra, uniéndose al grupo de cabeza formado en ese momento por Anselmo Fuerte, Theunisse, Sanders, Pedro Muñoz y Bernaudeau. Faltan 100 kilómetros para la llegada y no hay mejor defensa que un buen ataque. Jeff Bernard intenta secundar el ataque pero no lo consigue. “A mitad de etapa se produjo un corte en el que estaba Roche delante. En el avituallamiento empezaron a atacar él y Bernard, y en los tiras y aflojas dejé marchar a Roche. Llegó a coger dos minutos, pero no me preocupó porque quedaba mucha etapa.” Delgado acelera en la subida a la Madeleine, reduciendo a 44 segundos la ventaja de Roche en la cima. A falta de 35 kilómetros para la meta la intentona de Roche llega a su final, formándose un grupo de 18 corredores del que atacan Anselmo Fuerte y Laurent Fignon, que llegarán destacados a meta. El inesperado movimiento de Roche, planteando una batalla lejana, finaliza antes de lo que él hubiera deseado, pero probablemente haya conseguido desgastar a Perico antes de la subida a la Plagne. ¿O quizás el irlandés haya quemado sus naves antes de lo deseado y lo pague en la subida final?

     

       Los favoritos llegan juntos a la base de La Plagne. Pedro Delgado ataca en cuanto la carretera se empina, a unos 15 kilómetros de la llegada. Roche intenta seguir su rueda, pero no puede. Mottet y Bernard ya están distanciados. Delgado debe sacar tiempo a Roche y redobla su esfuerzo. El irlandés parece ceder ante el empuje del segoviano. Tras varios kilómetros de lucha intensa Perico consigue una renta de un minuto a falta de 5 kilómetros para la llegada. En ese momento Fabio Parra alcanza a Delgado, síntoma inequívoco de que el ritmo del español empieza a decaer… Perico sufre y, en crisis, se retuerce para seguir el ritmo del “Licenciado” Parra. Roche, por detrás, trata de encontrar su ritmo, intenta limitar pérdidas. No sólo lo consigue, sino que empieza a recuperar el tiempo perdido. Finalmente Delgado pierde la estela del colombiano y llega a la cima con 4 segundos de ventaja sobre Roche. Mottet, a más de tres minutos en la general, y Bernard, a más de cuatro, pierden casi todas sus opciones de victoria. Stephen Roche, exhausto, es asistido con oxígeno por los servicios médicos. Mientras tanto, Perico, aparentemente más entero físicamente, recibe el maillot amarillo en el podio. Roche es evacuado en ambulancia, pero esta vez la batalla psicológica ha sido para el irlandés, que inflige un duro golpe al español en su terreno predilecto.

     

       Jueves. 23 de Julio. Etapa 22ª.  La Plagne - Morzine. 186 kilómetros. Varias dificultades montañosas en el recorrido: el Cormet de Roselend, el col des Saisies, el col des Arabis, el col de la Colombière y, para finalizar antes de la llegada a Morzine, el Joux-Plane.

     

       Los favoritos llegan juntos a la base del Joux-Plane. En la cima Eduardo Chozas corona con más de minuto y medio sobre Delgado, Roche, su coequipier Schepers, que hace un gran trabajo, Bernard y Parra. Mottet pasa a casi 4 minutos y medio. Delgado no puede seguir a Roche en la bajada y pierde 18 segundos en meta. Su ventaja en la general se reduce a 21 segundos antes de la contrarreloj final. El segoviano ha sido derrotado. “La ascensión al Joux-Plane -dirá Perico- se saldó con un empate porque Roche subió tan justo como yo.”

  •    Culminando su evolución como ciclista con la victoria en el Tour de 1988 y alcanzando el nivel de leyenda entre los aficionados españoles, Perico Delgado consiguió, además, algo desconcertante para un ídolo de masas como él: borrar del subconsciente colectivo deportivo español los buenos recuerdos de su carrera; un colectivo que, en cambio, sí invocará durante décadas los episodios más grotescos, bufonescos o adversos… El desfallecimiento en Morzine en el 83; su rotura de clavícula bajando el Joux-Plane en el 84; la confabulación patriótica que dejó sin victoria a Robert Millar en la Vuelta del 85; la inesperada muerte de su madre durante el Tour de 1986; su prematuro positivo con Provenecid, agente uricosúrico que no figuraba como prohibido en la lista de la UCI en el Tour de 1988; el sobre que, ante toda la concurrela, entregó a Ivan Ivanov tras recibir su ayuda en la Vuelta de 1989 y, sobre todo, llegar a la rampa de salida del prólogo del Tour 89 cuando la gente ya empezaba a poner carteles en los árboles de Luxemburgo con la foto de Perico como desaparecido... fueron sucesos que le condujeron a ser considerado más como un fenómeno social que como un deportista cuyos seguidores necesitaban de la ayuda permanente de un terapeuta.

     

       Domingo. 2 de julio de 1989. Tour de Francia, 2ª etapa, sector 1º. Luxemburgo - Luxemburgo. 135 kilómetros. Laurent Fignon se acerca a Pedro Delgado, que el día anterior ha perdido casi tres minutos en el prólogo de 7,8 km… “Eh, Perico… ¿Sigues en carrera? Yo en tu lugar me iría a casa.” La guasa de Fignon podría tener cierta gracia, dadas las circunstancias, para cualquiera que no se llamase Perico Delgado.

     

       Domingo. 2 de julio de 1989. 2ª etapa, sector 2º. Luxemburgo. 46 km. Contrarreloj por equipos. Pedro Delgado no puede seguir el ritmo de sus compañeros y pierde 4 minutos y medio con el equipo de Fignon, el Super U.

     

       En los días siguientes Laurent Fignon vuelve a acercarse a Pedro Delgado, al que distancia en 7 minutos y 20 segundos en la clasificación general… “Eh, Perico… ¿Sigues en carrera? Yo en tu lugar me iría a casa.” Una broma repetida varias veces normalmente deja de tener gracia… “No se limitó -dice Perico- a hacerlo una vez, sino que lo repitió durante dos o tres etapas.” El conocido humor negro francés no parece la causa que motivó el acercamiento de Fignon al segoviano.

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