19 de marzo de 1929. Milán-San Remo. 286 km. Un hombre vestido con el maillot oficial del equipo Maino y con una vieja bicicleta  se presenta ante los componentes del equipo Maino que van a participar en la carrera. Uno de ellos, Antonio Negrini, pregunta a su masajista, Biagio Cavanna… “Chi è questo ragazzo?”

 

   Learco Guerra, albañil, nacido en 1902 en San Nicolò Po (Mantua), hijo de Attilio Guerra, albañil, y Pasquina Galusi, casado con Letizia Malavasi, padre de Gino (posteriormente llegaría al mundo su hija Carla, en 1931). Apasionado del deporte, dotado de gran fuerza, capitán y lateral izquierdo del equipo de fútbol de su pueblo, el Aurora F.B.C. Tras realizar el servicio militar, en 1924, y con una familia que alimentar, se mueve en bicicleta para ir al trabajo. A veces debe recorrer 15 ó 20 km. Se divierte esprintando con algunos camaradas y se da cuenta de que tiene buenas cualidades para el ciclismo. Sin embargo, sus primeras experiencias en la competición son más bien lamentables. Tras pedir prestada una bicicleta de carreras, se alinea en una carrera de 50 km para jóvenes. Con 26 años es derrotado por un adolescente de 14, el más tarde profesional Fabio Battesini. Cae tras cruzar la meta y le deben llevar a su casa con el rostro lleno de sangre. A pesar de todo, sigue entrenándose con empeño, no dejándose arrastrar por los fracasos o las burlas de sus compañeros.

 

   Los ciclistas de la zona corren principalmente para dos equipos, el “Pedale Mantovano” y el “Club deportivo de la 23ª Legión Bersaglieri del Mincio”. El fascista Ferruccio Gatti es el presidente de este último. En 1927 le presentan a Guerra, que se gana su confianza. Poco después, y a pesar de sus pobres referencias como ciclista, Learco ya viste el maillot negro del club, color que deriva de la vestimenta de la Milicia de Voluntarios de la Seguridad Nacional, un cuerpo que formó parte de las Fuerzas Armadas de la Italia fascista y que eran conocidos popularmente como Camisas Negras.

 

   En 1928 es elegido para participar en la Copa de Italia, donde vence en la eliminación lombarda. Después, como independiente, obtiene el primer puesto el Giro de la provincia de Ferrara, pero los grandes equipos como Legnano o Bianchi no apuestan por él. Corre el Giro de Lombardía, también como independiente, pero abandona por problemas mecánicos y al final de la temporada está a punto de desistir.

 

   Días antes de la Milán-San Remo de 1929 su amigo Gino Ghirardini le dice que ha hablado con el representante de Maino en Mantua, Achille Spaggiari y que Maino le había donado una bicicleta y el maillot oficial para participar en la carrera bajo sus colores. Finaliza la carrera en la posición 17, a 36 minutos del vencedor, Alfredo Binda. Ningún componente del equipo Maino logra finalizar la prueba. Nadie le dirige la palabra en la llegada. Cuando regresa a Mantua descubre la verdad. Su amigo Ghirardini había comprado la bicicleta y el maillot a Spaggiari, y la invitación no había existido, algo que deja a Guerra completamente desolado. Sin embargo, Costante Girardengo, a la caza de talentos que puedan luchar contra el invencible Binda, se había fijado en él y convence a Giovanni Maino para que le dé una oportunidad en su equipo. Encomendado a los cuidados de Biagio Cavanna, que le enseña los secretos del profesionalismo, su consagración llega en 1930, entablándose una rivalidad con Alfredo Binda que fracciona a la Italia ciclista.

   Fornido, gran rodador, excelente velocista, su punto fuerte no era la escalada. Empieza a imponerse en muchas carreras, como la Predappio-Roma, de 477 kilómetros. Valdo Cottarelli, periodista de la “Gazzetta dello Sport”, le puso el sobrenombre de la “Locomotora humana”. Pero es a partir del Tour de Francia cuando se convierte ya en héroe nacional. Guerra lucha hasta la extenuación, gana tres etapas, viste de amarillo varios días y finalmente llega a París en segundo lugar, a algo más de 14 minutos de Leducq. Impulsivo, su estilo explosivo, su audacia, su resistencia y su búsqueda insaciable de victoria le llevaron a alcanzar una extraordinaria popularidad, llenando el vacío que había dejado en la afición italiana Ottavio Bottecchia y que Alfredo Binda no había conseguido llenar.

 

   Creada en 1931 por la Gazzetta dello Sport a imagen y semejanza del color de sus páginas, Guerra luce la primera maglia rosa de la historia del Giro, justo al final de la etapa Milán-Mantova, frente a su gente. Meses después, llega el Campeonato del Mundo, que se disputa en formato Contrarreloj Individual, ante las quejas de daneses y alemanes, que se sentían perjudicados por la colectiva forma de correr de italianos y belgas. A pesar de las protestas de los italianos, la contrarreloj se celebra en Copenhague, sobre una distancia de 172 km. Gana Guerra, a una media de 35 km por hora, aunque la primera hora la recorrió a más de 41. Luego llegó el viento frío, violento y de cara. Guerra es acusado de refugiarse del viento detrás de un coche, y se acusa a los italianos de informar a sus corredores de las posiciones y resultados de sus adversarios. Además, el campeón amateur, el danés Henry Hansen hace mejor tiempo que Guerra. Los italianos dicen que los amateurs han disputado la crono sin viento. Finalmente el resultado es homologado y Guerra es campeón del mundo.

 

   1934 fue quizás su mejor año. Por fin logra vencer en el Giro de Italia, en un recorrido sospechosamente poco exigente, con la línea de meta normalmente alejada de los puertos de montaña, y con dos contrarreloj. Guerra sufrió una crisis en la montañosa etapa 13, entre Florencia y Bolonia, y estuvo a punto de retirarse. Muchos piensan que Francesco Camusso fue el verdadero vencedor de ese Giro. Guerra no se encontraba bien, con náuseas y dolores estomacales. Se descuelga y pierde de vista al pelotón. En las primeras rampas del Passo della Futa se baja de la bicicleta y se mete en el coche de su equipo. Guardan la bici de Guerra y el coche arranca en busca del pelotón. El coche de la organización va a su encuentro a preguntar qué pasa con la maglia rosa. Al ver a Guerra desplomado en el coche palidecen. Todo estaba preparado para la victoria del mayor ídolo del imaginario popular italiano. El día siguiente se descansa y después hay una crono de 59 km. Logran convencer a Guerra para que vuelva a montar en la bicicleta, pero Guerra no regresó al punto en el que se había bajado de la bicicleta y no hizo el recorrido completo, siendo indeterminado el número de kilómetros que hizo en coche. No es penalizado, y Guerra termina ganando el Giro con 51 segundos de ventaja sobre Camusso. 

 

   En 1937 logra su última victoria, una etapa en el Giro de Italia.

 

   En 1947 se convierte en el primer seleccionador italiano de la República Italiana, tras el advenimiento de 1946.