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PRINCIPALES VICTORIAS

  • París-Roubaix: 1925
  • París-Bruselas: 1922, 1923, 1924
  • Tour de Francia: 3 etapas

FÉLIX SELLIER (1893 - 1965)

  •    “Hice mi debut en una carrera en la fiesta patronal de Isnes en 1909. El clima era magnífico. Ese mundo era una locura: Los baños de entonces que hoy nos parecen tan anticuados; los hombres con chaquetas largas y chalecos, llevando bombines o canotieres; mujeres con faldas extremadamente largas, con blusas cuyo cuello les llegaba hasta la barbilla, con enormes sombreros… En 1909 una bicicleta era muy cara, yo alquilé una. Pesaban entre doce y trece kilogramos… Los neumáticos eran de 800 gramos y era muy frecuente tener pinchazos. A Isnes llegaron corredores de diferentes pueblos vecinos. Los de Namur me animaron e incluso me empujaron un poco al principio. Bueno, no hice mucho ese día y la cosa no pintaba bien. Me inscribí en otras carreras locales, mejoré mi técnica, si es que se puede emplear esa palabra hablando de un debutante. Terminé 1909 con nueve victorias… ¡Estaba lanzado! Los años pasaban… En 1910 tuve once primeros premios. En 1911, dieciocho. En 1912, veintitrés. En 1913, cincuenta y ocho. Esta vez mi entorno ya me consideraba como un campeón en ciernes. Pero en 1914 mi palmarés ya sólo indica veintinueve victorias… Se puede adivinar lo que provocó esa caída… Iba acceder al grado de independiente cuando estalló la guerra. Todavía no tenía mi propia bicicleta.”

     

       Félix Sellier se casa en ese mismo 1914 con Bertha Tréfois. En 1920 abandona su trabajo como minero, una profesión con una percepción negativa entre los círculos católicos belgas de la época, a la que asociaban con la inmoralidad, el alcoholismo y el socialismo, y se convierte en ciclista profesional, en un momento en el que el ciclismo es el deporte más popular. Se establece en Gembloux con su esposa y abre una tienda de bicicletas.

  •    En 1922, Félix Sellier, integrante del equipo Alcyon, se dispone a tomar la salida en la París-Bruselas, única gran prueba anual cuyo recorrido atravesaba la frontera de los dos países que podían considerarse como cunas del ciclismo. En ese momento, al menos en Francia, la París-Bruselas pertenece al llamado grupo de “Las Cinco Grandes Pruebas Clásicas”, junto a la París-Roubaix, la París-Tours, la Burdeos-París y el Tour de Francia. Ante grandes favoritos como Henri Pélissier, Thys, Vermandel, Mottiat o Bellenger, otros ciclistas como Lenaers o Sellier aparecen como peligrosos outsiders.

     

       Con salida a medianoche, la llegada se espera hacia las 16 horas del jueves 25 de mayo. Se recorrerán 410 kilómetros, con final en el velódromo de Vél' d'Hiv', en el Palacio de los Deportes de Schaerbeek. Los participantes tendrán derecho a su llegada a un ticket que les permitirá un baño gratuito en un establecimiento cercano. También deberán parar durante diez minutos en la frontera franco-belga para cumplir con las formalidades aduaneras. 89 ciclistas tomarán la salida en Pavillons-sous-Bois.

     

       Jean Brunier acomete casi desde la salida una fuga que durará 150 kilómetros, siendo neutralizado cerca de Reims, terminando por abandonar posteriormente tras pinchar varias veces… Pinchazos que van afectando durante la noche a infinidad de ciclistas… André Blaise abandona en Reims, Lacquehay abandona en Rocroi… El pelotón se va reduciendo poco a poco… Ya en pleno día, bajo un sol mauritano, Henri Pélissier, muy controlado por Vermandel, intenta varios demarrajes con un único resultado visible, el abandono de su hermano Francis al llegar a la frontera en Givet. Mottiat abandona en Dinant, kilómetro 306 de carrera, donde el grupo de cabeza llega cerca del mediodía. Sellier, Lenaers, Godard, Vermandel, Despontin, Seret y Henri Pélissier atraviesan un polvo lacerante a una velocidad de 10 kilómetros por hora. Van Hecke abandona en Profondeville. Después de Namur, kilómetro 340, Pélissier vuelve a intentarlo, pero es finalmente Sellier quien se fuga unos kilómetros antes de llegar a Gembloux, por donde pasa ovacionado por sus paisanos. Bellenger no puede más y abandona… Scieur echa pie a tierra y abandona… Pélissier, sin opciones y sin energía, abandona a 17 kilómetros de la llegada… Sólo Alavoine aguanta, con el objetivo de ser uno de los tres primeros franceses, lo que le clasificaría para el Campeonato de Francia de los 100 kilómetros en ruta. Félix Sellier aumenta su ventaja sobre Godard, Vermandel, Lenaers y Seret, y se impone por primera vez en la París-Bruselas, a una media de más de 26 kilómetros por hora. Una victoria significativa conseguida ante los grandes ciclistas del momento.

     

       El 22 de abril de 1923 todas las vedettes del pelotón profesional se dan cita nuevamente en París, dispuestos a recorrer 406 kilómetros. Henri y Francis Pélissier, Brunier, Lacquehay, Deruyter, Suter, Alavoine, Thys, Mottiat, Vermandel, Heusghem, Jacquinot, Dejonghe, Bellenger, Sellier, Tibeghien, Barthélémy, Lenaers, Deman, Scieur, Rossius… No falta nadie, y la batalla entre 83 ciclistas es épica desde el principio hasta el final…

     

       Se formula una reclamación contra Heiri Suter en el control del kilómetro 50 de Ferté-sous-Jouarre, por recibir ayuda de uno de sus compañeros tras sufrir un pinchazo. Los hermanos Pélissier atacan en la subida de Meaux, hacia el kilómetro 50, y enseguida se encuentran destacados junto a Detreille, Brunier y De Waele. Llegan a Reims a las cinco de la mañana, kilómetro 153, con cinco minutos de ventaja sobre un segundo grupo en el que están, entre otros, Sellier, Scieur, Jacquinot y Van Hecke. Para cuando se llega a Rethel, kilómetro 194, ya han abandonado Mottiat, Suter, Vermandel, Deman, Lambot, Alavoine, Godard, Lenaers… Detraille pincha y desaparece del mapa, Brunier, cegado por el barro, necesita lavarse en todos los controles… Van Hecke ataca desde el segundo pelotón y alcanza al primero, donde sólo permanecen el mayor de los Pélissier y De Waele… A 40 kilómetros por hora, Van Hecke se acerca a la frontera como un rayo, ni siquiera se para a reavituallarse… Es un ritmo que impide la correcta alimentación de Pélissier, que abandona desfallecido.

     

       La lucha después de pasar la frontera de Givet, kilómetro 274, se centra entre Van Hecke y De Waele, que poco después se marcha en solitario en las Ardenas, a una velocidad endiablada. Llega en cabeza a Dinant a las once de la mañana, con tres minutos de ventaja, pero pincha en Wepion, 20 kilómetros después. Rebozado en barro, con las manos paralizadas y el cuerpo entumecido, tiene grandes dificultades para reparar el pinchazo. Seis kilómetros después, en el control de Namur, pierde siete minutos con Van Hecke. Sellier pasa a catorce minutos cuando quedan 65 kilómetros para la meta. Enardecido por los ánimos de sus vecinos en Gembloux, Sellier sube las cuestas que conoce como el dorso de su mano con una facilidad pasmosa, todo lo contrario que Van Hecke, que acusa el desgaste de las escaramuzas anteriores y parece llevar plomo en sus piernas. Sellier, horadando el frío bruselense, cubierto de fango después de rodar 16 horas bajo una lluvia ininterrumpida, se impone por segunda vez en la gran clásica. De Waele llega casi veinte minutos después, y Van Hecke es tercero a veinticinco minutos.

     

       El 1 de junio de 1924 Sellier toma la salida en París dispuesto a vencer por tercera vez consecutiva. 424 kilómetros después consigue igualar la gesta de Octave Lapize, que había conseguido imponerse tres veces entre 1911 y 1913. En Reims la carrera no termina de despertar y cuarenta ciclistas siguen en compacto grupo. Sólo los demarrajes nocturnos de Henri Pélissier hacen que el grupo se estire en medio de una somnolencia generalizada. Todo sigue sin cambios en Rethel, por donde se pasa a las siete y media de la mañana. En Rocroi, kilómetro 228, ya sólo 18 hombres permanecen en vanguardia. Debaets toca zafarrancho de combate y pincha. Scieur se descuelga. Dhers también sufre un pinchazo en compañía de Mortier. Aunque el ritmo se ralentiza, el grupo se sigue reduciendo por infortunios diversos… Jacquinot pincha, Rossius pincha… Al paso por la frontera sólo Van Hecke, Sellier, Vermandel, Colleu, Thollembeek, Van Aken, De Waele y el revenido Debaets componen el grupo principal, que se disgregará tras las acometidas del joven Marcel Colleu, que demarra en la subida a la Pairelle y redemarra en el repecho posterior a Namur. Sólo Sellier y Debaets aguantan su rueda. Cruzan Gembloux, donde Sellier se deleita con el fervor fanático que le profesan sus coterráneos. A menos de 15 kilómetros para el velódromo, Sellier ataca en la rotonda de Tervueren, y sus dos acompañantes sólo le volverán a ver de cerca en el Palacio de los Deportes de Bruselas. Sellier se impone sobre Debaets con una exigua ventaja de cuatro segundos, tras cumplir con las dos vueltas reglamentarias a la pista.  

     

       El récord de Sellier y Lapize perdurará en el tiempo, y sólo será batido con la llegada del siglo XXI y del australiano Robbie McEwen, que se impondrá en cinco ocasiones en una ya desnaturalizada carrera, carente por completo de su antiguo prestigio.

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