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PRINCIPALES VICTORIAS

  • Tour de Romandía: 1990
  • Giro de Italia: 1 etapa
  • Dauphiné Libéré: 1987, 1989, 1992
  • Tour de Francia: 3 etapas
  • Vuelta a España: 2 etapas
  • Giro de Lombardía: 1988
  • Gran Premio de las Naciones: 1985, 1987, 1988

CHARLY MOTTET (1962)

  •    Romain Bardet, Thibaut Pinot, Gillaume Martin, Warren Barguil, Pierre Roland, Christophe Moreau, Richard Virenque, Luc Leblanc, Laurent Jalabert, Pascal Lino, Ronan Pensec…  Estos nombres componen una larga lista de ciclistas con una característica común: fueron en algún momento de su carrera la gran esperanza francesa para imponerse en el Tour de Francia tras los victoriosos años 80 de Bernard Hinault y Laurent Fignon. Ninguno de ellos lo consiguió, siendo en muchas ocasiones auténticas bombas de humo arrojadas por la propaganda mediática francesa.

     

       El origen de esta saga tuvo como genuinos miembros fundadores a dos nombres: Charly Mottet y Jean-François Bernard. El primero ya era considerado como una alternativa a la victoria en 1985, tras su victoria en el Tour del Porvenir de 1984, en una época en la que su director deportivo, Cyrille Guimard, estaba acostumbrado a sacar conejos de la chistera. Comedido, Mottet no lo veía tan claro: “Veremos en qué estado llego a la salida del Tour. Desde el inicio de la temporada he tenido problemas de salud y no sé muy bien cómo estoy. Quedan unas semanas para el inicio y si consigo recuperar mi salud y mi estado físico, haré todo lo que pueda. Saber si eso será suficiente es una historia que un debutante en la prueba más exigente del calendario no puede saber.”

     

       En 1987 tanto Jeff Bernard como Charly Mottet realizan un gran Tour de Francia, finalizando tercero y cuarto respectivamente. Las expectativas que se crearon en Francia a partir de entonces, sobre todo en relación al primero, fueron tan grandes que sin duda condicionaron el resto de su carrera deportiva de una manera desmesurada. Ambos fueron protagonistas principales de la carrera. Con salida en Berlín, el Tour se disputa sobre 25 etapas, con un recorrido que puede considerarse como uno de los más duros de la historia. En la tercera etapa, con llegada en Stuttgart, Charly Mottet se cuela en una escapada que se gesta a 45 kilómetros de la meta y obtiene una ventaja de casi 5 minutos sobre sus principales rivales. Siendo uno de los mejores corredores del panorama internacional en el inicio de la temporada, resulta incomprensible que se le conceda esa ventaja. En la contrarreloj individual de Futuroscope de la décima etapa, de 87 kilómetros, en la que se impone con autoridad Stephen Roche, Charly finaliza segundo y se convierte en el nuevo líder de la carrera. En la clasificación general, Roche, a casi tres minutos y medio, y Jean-François Bernard, a cinco minutos y medio, son sus rivales más cercanos. Su compañero de equipo en el Système U, Laurent Fignon, se pondrá a su servicio tras ver que no está en condiciones de luchar por la victoria final. “Yo pienso que su control positivo antes del Tour le ha destruido físicamente. Está completamente bloqueado.”, dirá Mottet. Otros corredores como Kelly, Hampsten o Herrera también quedan prácticamente descartados.

     

       En la etapa 13, entre Bayona y Pau, con los puertos de Burdinkurutzeta, Soudet y Marie-Blanque en el camino, Jeff Bernard ataca en compañía de Luis Herrera en el Soudet, a unos 100 kilómetros de la llegada. Ambos se unen con Breukink y Wilches, supervivientes de una escapada anterior, y llegan a la cima del Marie-Blanque con más de cinco minutos sobre Roche, y con alrededor de seis minutos y medio sobre Mottet y Fignon. En meta, Mottet salvará el maillot amarillo gracias al excelente trabajo de Laurent Fignon y Marc Madiot, aunque su ventaja con Jeff Bernard se ve reducida a algo menos de dos minutos. En la siguiente etapa con final en Luz Ardiden, Mottet sigue perdiendo tiempo y en la general sólo cuenta con algo más de un minuto sobre Bernard, uno y medio sobre Roche, y casi cuatro minutos y medio sobre Pedro Delgado. Será en la contrarreloj entre Carpentras y el Mont Ventoux cuando ceda definitivamente el amarillo, en la decimoctava etapa. Jeff Bernard da un gran golpe de efecto y se convierte en algo más que un serio aspirante a la victoria final. Con casi un minuto y medio de ventaja sobre Luis Herrera, casi dos sobre Delgado, dos minutos y medio sobre Roche, cuatro sobre Mottet, casi cinco sobre Breukink, nueve sobre Fignon… Jeff Bernard realiza una de esas extraordinarias performances que quedan para el recuerdo. Bernard es nuevo líder con más de dos minutos y medio sobre Roche y casi cuatro sobre Delgado.

     

       La siguiente etapa, de 185 km, se disputa entre Valreas y Villard de Lans. Es una etapa de media montaña, con cuatro puertos de montaña en los últimos 90 kilómetros. Stephen Roche ataca en sucesivas ocasiones, siendo respondido siempre por Bernard. A 200 metros de la cima del primer puerto de la jornada, el col de Tourniol, pincha Jean-François Bernard. Su compañero Jean-Claude Leclercq le cede su rueda y consigue llegar en el descenso a cola de pelotón, pero el final del descenso coincide con el avituallamiento de Léoncel, tras el que se inicia casi seguidamente la subida al col de la Bataille. El Système U ataca en bloque… Martial Gayant, Marc Madiot, Laurent Fignon, Charly Mottet… Roche entra al trapo y el pelotón estalla en mil pedazos. Jeff Bernard es distanciado: “¡Un desastre increíble! Imposible pasar entre todos esos auxiliares y todas esas bolsas. La carretera estaba totalmente congestionada.” Inicialmente cuenta con la ayuda de Imboden y Garde, también de Steve Bauer, pero quedan más de 80 kilómetros para meta. En el último puerto, la côte de Chalimont, Bernard ya está solo, recibiendo algún relevo puntual de Claude Criquielion. Quedan 20 kilómetros para meta y Pedro Delgado ataca, siendo Roche el único que puede seguirle. Delgado gana la etapa y Roche se viste de amarillo. Mottet pierde 30 segundos. Bernard, más de cuatro minutos. Ningún francés volverá a vestir de amarillo en este Tour de Francia.

  •    “Actualmente -explica Charly- mi VO2 Max es de 79,8; mi frecuencia cardíaca es de 40 pulsaciones en reposo. Sé que para corregir algunos puntos débiles debo realizar un trabajo específico. Voy a hacer mucho esquí de fondo. Tengo dos defectos: los prólogos y los demarrajes en cuesta. Pierdo tiempo en esos dos ejercicios porque en el plano muscular tengo un problema de tolerancia al ácido láctico. Lo elimino bien, pero necesito seis minutos para conseguirlo. Pierdo fácilmente un minuto en los demarrajes en montaña. Mi médico me ha dado planes de entrenamiento destinados a remediar estas carencias. Sigo al pie de la letra estos métodos de trabajo porque son los únicos válidos para progresar. Cuando pasé a profesionales me hice muchas preguntas. Me decía que si no hacía como los demás no obtendría resultados. Después, con un seguimiento médico normal y serio, obtuve cada vez mejores resultados, y me di cuenta de que se puede llegar sin doparse. Siempre he sabido lo que quería. También añado que soy un liberal, y que cada uno haga lo que quiera. En el 88 me bastará confirmar el 87. Es una tarea que no me da miedo porque voy a prepararme muy bien este invierno. Y estoy convencido de que el próximo año yo seré mucho más competitivo que este año. El Tour es la carrera por la que soy profesional, es el objetivo supremo de cualquier pro que tenga buenas cualidades, pero no es una obsesión para mí. Haré el balance al final de mi carrera deportiva.

     

       El empresario Bernard Tapie, a través de Toshiba, pone a los pies de Jeff Bernard todo lo que pide. Dieciséis corredores abandonan el equipo y llega un nuevo director deportivo, Yves Hézard. “No se llega a jefe -explica Jeff- siendo un indolente. Nada hubiera podido impedirme crear mi propio equipo un día u otro. Aunque hubiera tenido que abandonar Toshiba. Tapie me dijo: <Pide lo que quieras y lo tendrás.> Tengo una deuda con él, ha sido el único que me ha apoyado para crear un equipo a mi semejanza. Esta vez todo el mundo va a trabajar para mí y siento que los nuevos compañeros tienen más ganas de batirse que los del año pasado. Me hubiera gustado que algunos se hubieran quedado, como Kim Andersen, Bauer, Pascal Richard o Dominique Garde, gente en la que se puede confiar. Pero para ser sincero, me he sentido aliviado al ver salir a los demás. Antes había demasiados momentos en los que la atmosfera no era sana. Por eso he querido renovar el equipo a todos los niveles, incluido el cuadro técnico. Alain Bizet y Marc Durant serán perfectos para llevar a los jóvenes por el buen camino. He construido un equipo para ganar el Tour. Sé lo que Francia espera: una verdadera lucha, un verdadero duelo entre Charly Mottet y yo.”

     

       En el Giro de 1988 Jeff Bernard pierde todas sus opciones de victoria final en la legendaria etapa de la tormenta de nieve en el Gavia. Gana tres etapas, pero debe abandonar por una caída a la entrada de un túnel a tres días del final. Bernard Tapie comienza a atacar la línea de flotación de Jean-François: “Bernard es un amigo que me sale muy caro, verdaderamente es un amigo muy caro.” Tras su posterior abandono en el Tour de Francia, su falta de resultados y una posterior entrevista con su patrón, Bernard se mete en un callejón sin salida del que sólo podrá salir en momentos puntuales, protagonizando en 1990 un esporádico recital en la cronoescalada a Valdezcaray de la Vuelta a España. Los grandes favoritos para la victoria final pierden varios minutos con respecto al francés, que está perdido en la clasificación. Julián Gorospe pierde tres minutos, Ruiz Cabestany casi tres y medio, Luis Herrera casi cuatro, Pedro Delgado casi cuatro y medio, Miguel Indurain más de cinco… Cuando Peio Ruiz Cabestany atiende tras la etapa al periodista de TVE Pedro González, este le pregunta sobre las enormes diferencias que ha obtenido Jeff Bernard, más de tres minutos largos con respecto a él, más de cuatro con Delgado... Cabestany responde: “¿TRES MINUTOS? Te había oído antes pero pensaba que te habías confundido.”

     

       Jeff se refugia a partir de 1991 en España, en el equipo Banesto, trabajando como gregario para Miguel Indurain durante cuatro años.

     

       En el Dauphiné Libéré de 1988 todo parece marchar bien para Charly Mottet, pero en la cronoescalada final de Saint-Pierre-de-Chartreuse es batido por media docena de corredores. El clima no es el mejor para Charly, con lluvia, viento, frío y niebla, pero pierde más de tres minutos con Lucho Herrera. “Estoy flojo, es una evidencia. Nunca me he sentido a gusto entre la lluvia, pero la causa es otra. No me recupero lo suficientemente rápido y bien.” Pocas semanas después abandona el Tour en los Pirineos, tras penar por las carreteras francesas  a causa de una insuficiencia hepática.

     

       Superados los problemas físicos, consigue ganar ese mismo año el Giro de Lombardía, probablemente “su más bella victoria.” Abandonan 142 corredores de los 177 inscritos, en un recorrido endurecido ese año por Vincenzo Torriani. Maurizio Fondriest, el vigente campeón del mundo, ataca en el kilómetro 75, acompañado de Claudio Chiapucci y Patrick Tolhoeck. En el descenso, Frondriest se va solo. Por detrás, en el durísimo Valico di Valcava se desencadena la gran batalla. Charly Mottet va descolgando uno a uno a gente como Andy Hampsten, Martial Gayant, Claude Criquielion, Gianni Bugno o Marino Lejarreta. Sólo le aguanta Luc Roosen. Cuando ambos alcanzan a Maurizio Fondriest, el campeón del mundo sólo puede cederles el paso y ver cómo se alejan. Poco después Luc Roosen pincha y su avería tarda más de dos minutos en ser reparada. Quedan todavía 100 kilómetros para meta, los últimos 60 completamente llanos, que Mottet recorrerá en solitario. Tras subir el col de Valpiana, enfila la carretera hacia Milán. Por detrás se reagrupan Lejarreta, Luca Rota, Baronchelli, Cassani, Roosen y Gianni Bugno, que espera a su equipier Tony Rominger para recibir su ayuda y comandar la persecución. Mottet cambia de bicicleta y con otros desarrollos vuela hacia Milán. Gianni Bugno contraataca en compañía de Marino Lejarreta, pero serán incapaces de impedir la victoria de Charly, llegando a meta a más de minuto y medio del corredor francés. Para Francesco Moser “acabamos de vivir uno de los más grandes momentos del ciclismo de los últimos diez años.” Charly explica esa imposible cabalgada en solitario: “Desde mi primera participación había soñado con ganar esta carrera. Atacar de lejos era posiblemente la única solución. No sabía que iba a estar solo, pero debía atacar para desembarazarme de hombres más rápidos que yo, Bugno por ejemplo. Cuando Roosen ha pinchado, yo he disputado una verdadera contrarreloj. He vivido momentos difíciles, pero sabía que con mi gran estado de forma lo podía conseguir. Es formidable conseguir esta victoria en mi última carrera con el Système U. Y además es un buen regalo de despedida para Cyrille Guimard.”

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