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PRINCIPALES VICTORIAS

  • París-Roubaix: 1912, 1914
  • Tour de Francia: 4 etapas
  • París-Tours: 1913

CHARLES CRUPELANDT (1886 - 1955)

  •    Cuando Charles Crupelandt muere en 1955 en la más profunda miseria y en el más recóndito anonimato, con diabetes, ciego, con sus dos piernas amputadas unos meses antes, nadie recuerda que ese hombre fue una de los grandes ciclistas que poblaron el pelotón en la primera década del siglo XX.

     

       Nacido en Wattrelos, Roubaix, excelso rodador y magnífico esprínter, de gran fortaleza mental, Crupelandt, a sus 17 años, finaliza en la decimotercera posición en su primera participación en la París-Roubaix de 1904. Vencer en esa carrera se convierte en un sueño para él. Sin embargo, no termina de asentarse en la élite ciclista, corriendo varios años como independiente. Suspende su carrera deportiva en 1908 y 1909 para cumplir con el servicio militar.

     

       Regresa a la competición en 1910, llegando en quinto lugar a la meta de Roubaix. Defendiendo los colores de la marca Le Globe, provisto de neumáticos Dunlop, obtiene su primera victoria de etapa en el Tour de Francia, que se disputa casualmente entre París y Roubaix. Aclamado por la multitud, el “Toro del Norte” llega al parque Barbieux de Roubaix con 20 minutos de ventaja sobre Cyrille van Hauwaert, Octave Lapize y François Faber. Charpiot, a 130 kilómetros de la llegada, había demarrado una vez tras otra hasta dejar la compañía de Brocco, de Garrigou, de Blaise, de Ernest Paul… y sólo Crupelandt y Lapize habían conseguido seguir su rueda. Charpiot cae a causa de un rebaño de vacas con el que se topan, pero Lapize encuentra un hueco entre los cuadrúpedos y pedalea con un ritmo frenético intentando abandonar la compañía de Crupelandt. Lapize pincha posteriormente y el norteño se queda solo a 65 kilómetros de la llegada. Crupelandt logra culminar su proeza sin desfallecer en ningún momento, logrando un reconocimiento que hasta entonces no había tenido. Exultante, Crupelandt declaró a su llegada: “Yo estaba en buena forma, me sentía bien. En Amiens todavía no había tenido ningún accidente. Pero desconfiaba de todos. Cuando Charpiot atacó yo no sabía qué hacer, si debía esperar a que algún interesado tirara del pelotón. ¡No! Charpiot es demasiado duro como para dejarle escapar. En décimas de segundo tomé la resolución e hice un demarraje seco. Nadie me siguió.”

     

       En 1911 Crupelandt, defendiendo a la marca La Française, con neumáticos Dunlop, se impone en la cuarta etapa del Tour de Francia, entre Belfort y Chamonix, de 344 kilómetros. Mauricce Brocco comienza una larga escapada en solitario a falta de más de 225 kilómetros para Chamonix. A falta de 180 kilómetros tiene una ventaja de ocho minutos sobre un grupo de 25 corredores: Georget, Crupelandt, Duboc, Faber, Garrigou, Heusghem… A falta de unos 130 kilómetros para la llegada, tras su paso por el col de La Faucille, Brocco sigue manteniendo una distancia amplia sobre sus perseguidores, que pasan por la cima de uno en uno. Crupelandt lo hace 17 minutos después. En Chamonix es el primero. “He ganado, no le he robado la victoria a nadie. Me quedé en La Faucille, y tuve que arriesgar mucho para llegar al grupo en el que estaba anteriormente. Relativamente fresco en Cluses, he comprendido que podía alcanzar la victoria si no me dejaba vencer por el desánimo. Alcancé a Emile Georget, pasé a Brocco, que estaba tumbado en una zanja. Pasé a Faber y a Garrigou, lo que me animó muchísimo. Finalmente esprinté como un loco en la última parte de la subida que termina en Chamonix y tuve la suerte de alcanzar a Heusghem casi sobre la línea de meta.” Los auxiliares de Brocco le habían preparado para el último avituallamiento un compuesto de fresas con champagne, que provocó el vómito y posterior desfallecimiento del ciclista.

     

       Henri Desgrange, organizador del Tour, sucumbe ante la gesta del ciclista de Roubaix en una etapa de alta montaña: “La victoria de Crupelandt demuestra que es muy probablemente la mejor adquisición de La Française con vistas al Tour de Francia. Nadie gana por azar una gran prueba en ruta, y aquel que lo consigue puede ser considerado como un hombre de valía. Si no fuese por la mala suerte que tuvo en la primera etapa, Crupelandt sería el hombre que estaría luchando con Faber por vencer en el Tour de Francia.”

     

       Charles Crupelandt finaliza el Tour en cuarta posición, por detrás de Garrigou, Duboc y Georget. Pasa a ser considerado desde entonces como un posible candidato a luchar por el Tour en los años venideros. Crupelandt será recibido en el ayuntamiento de Roubaix entre grandes honores y aclamaciones.

     

       En 1912 Crupelandt gana la París-Roubaix, con una media de algo más de 31 kilómetros por hora, delante de una masa enfervorecida por el triunfo de su paisano. Desconocido tres años antes, ya es considerado como uno de los grandes ciclistas del momento. Se impone con dos bicicletas de ventaja a Gustave Garrigou, que a falta de 66 kilómetros para la llegada se encontraba a cuatro minutos del grupo principal a causa de una caída provocada por un perro. Crupelandt es favorecido por una caída de Maurice Léturgie, que es cabeza de carrera a pocos metros de la entrada en el velódromo. Léturgie, tras reponerse, desolado, transita ya dentro del velódromo a 200 metros del dúo cabecero,  y alcanza finalmente la tercera plaza. Lapize y Defraye son los siguientes en llegar al velódromo en la misma vuelta que el dúo de cabeza, con distancias entre ellos de unos 50 metros. Después llegarán Masselis y Deruyter. La popularidad de Crupelandt es tan grande que incluso queda inmortalizado por el artista Jean Metzinger en su obra “El ciclista”, en la que representa a Crupelandt entrando en meta en el velódromo de Roubaix.

     

       Crupelandt vuelve a imponerse en la París-Roubaix de 1914. Se impone al esprint a un grupo formado por Louis Luguet, Louis Mottiat, Oscar Egg, Jean Rossius, Cyrille van Hauwaert y Peer Vandevelde. A 130 kilómetros de Roubaix el pelotón está compuesto por unas 100 unidades. 60 kilómetros después son 45 corredores los que permanecen en cabeza. A diez kilómetros de meta quedan 21. No es habitual que tantos ciclistas estén en disposición de vencer en Roubaix a tan pocos kilómetros de la línea de llegada. No hay un ataque definitivo de ninguno de los favoritos, el pelotón se va reduciendo por accidente o percances. François Faber, Émile Engel, Trousselier, Petit-Breton, Lapize, Alavoine, Deruyter… van siendo víctimas de la mala suerte en diversos momentos de la carrera. Crupelandt, idolatrado por una legión de seguidores, consigue instalarse entre lo más selecto del pelotón ciclista de la época.

  •    Algo más de tres meses después de su victoria en Roubaix, Crupelandt se encuentra disputando una competición de pista en Berlín, momento en el que estalla la Primera Guerra Mundial. Tiene que huir en tren de la ciudad alemana, pasando la mayor parte del viaje escondido en un baño por temor a ser reconocido y detenido. Poco después es movilizado y resulta herido dos veces en el campo de batalla, la segunda de gravedad, siendo condecorado con la “Croix de Guerre”. No vuelve al frente y en 1918 es asignado como agregado del ejército para supervisar las fábricas de vehículos Renault en Billancourt, en las afueras de París, donde poco después se ve implicado en un robo de baterías. Es sentenciado a dos años de prisión como integrante de un grupo de contrabandistas. Sale de la cárcel en 1920.

     

       En 1921, con 35 años, quiere regresar a la competición, pero la Unión Velocipédica de Francia, se rumorea que presionada por los hermanos Pélissier, no le concede la licencia alegando que no puede hacerlo debido a sus antecedentes delictivos. El nordista fue suspendido de por vida, ante las enormes protestas de la afición y de parte de la prensa francesa. La Unión Velocipédica muestra una intransigencia nada normal para la época.

     

       En 1923 se infiltra sin dorsal entre el pelotón en los primeros compases de la París-Roubaix de 1923, terminándola entre los mejores, abandonando después definitivamente la práctica deportiva. Crupelandt intentó reciclarse con un negocio de bicicletas, y creó también su propia marca, “Crupelandt Cycles”. Fracasó. Poco después abrió un bistró.

     

       Durante la Segunda Guerra Mundial vuelve a entrar en conflicto con la Ley… Es arrestado en abril de 1943 por comprar carbón de contrabando. Poco después es atrapado con un alijo de 23 kilogramos de trigo y 85 huevos. Aunque no es condenado, entra en una espiral depresiva que le obliga a cerrar su café tras finalizar la guerra, viviendo a partir de entonces en la indigencia.

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